Aunque no se sepa ni se practique tanto, el Cannabis se puede cultivar en exterior en invierno.
Tenemos una gran ventaja: la baja probabilidad de plagas, y una desventaja: la producción será menor. Esto se resuelve fácil: ponemos más plantas.
Empezar bien, elegir la genética adecuada:
Lo ideal es buscar variedades con una genética vinculada a las zonas más frías del mundo. Las cepas de predominancia Indica y las variedades autóctonas de las zonas de montaña de Asia (Kush), y los híbridos estabilizados en Suiza que poseen la mayoría de los bancos serían las opciones preferibles.
Otra elección viable son las autoflorecientes; su base Rudelaris proviene de Europa central/oriental y de Rusia y es conocida por su resistencia; la contra de por sí es su tamaño y rendimiento.
Cuando empezar?
Marzo/Abril y hasta Mayo.
Podemos tomar como parámetro la cosecha de verano.
Cuánto más retrasemos la germinación más se nos va a complicar con el frío.
Fotoperiodo:
Si bien las plantas fotoperiodicas comienzan a florar con 12 o menos horas de luz, tenemos 1 mes y medio hasta 2 para dejarlas crecer.
Tip: Engañar a las plantas con un bajo consumo de 15 watts por metro cuadrado de cultivo, al menos 3/4 horas al día por 4 a 6 semanas. Con luz artificial extra conseguimos que crezcan algo más. Interrumpir cuando querramos que floren.
Llegado Septiembre y los días más largos tendremos que pensar en cosechar, sino nos arriesgamos a qué las plantas comiencen a revegetar.
Temperatura/Humedad:
Si bien el rango ideal para el cannabis es entre 20/25°, puede desarrollarse bien cerca de los 15°, e inclusive puede soportar parámetros cercanos a los 0°, pero solo durante periodos cortos de tiempo.
De lo contrario el sistema radicular dejará de crecer o de metabolizar nutrientes.
Además tenemos que preveer que las lluvias y las heladas pueden provocar hongos.
Consejos:
Proteger las macetas con aislantes.
Entrar las plantas por la noche si tenemos un cuarto donde darles oscuridad y reparo.
Armar un invernadero si hacemos exterior a suelo directo.